Antoine Bourdelle dibujó durante toda su vida, desde los bancos de la escuela hasta sus últimos días en 1929, declarando hasta la saciedad que «la escultura no es más que un dibujo en todos los sentidos».

El fruto de esta producción esencial se conservó en los talleres parisinos donde se instaló Bourdelle en 1885, es decir, el lugar donde se encuentra actualmente el museo.

Este fondo, rico y variado, está formado por unas 6200 hojas, de las que 1500 proceden de la donación de la viuda y de la hija del escultor en 1949, cuando el museo abrió sus puertas y, el resto del fondo fue donado por su hija en 2002.

Pasteles, carboncillos, dibujos a lápiz, a tinta, acuarelas y gouaches componen este conjunto excepcional de estudios, bocetos o de obras completas, composiciones terminadas o simples croquis, todos reflejo de una vida de creación artística fecunda y renovada.