Erigido en 1961 por el arquitecto Henri Gautruche con motivo del centenario del nacimiento de Bourdelle, el gran Vestíbulo es lo suficientemente grande como para albergar sus obras monumentales de escayola. La blancura y la claridad de este «templo moderno» destacan una de las fuentes de inspiración de las que bebía el artista: la Grecia antigua con sus héroes y dioses, que talló a la medida de la fuerza de inspiración:

Tête d’Apollon (Cabeza de Apolo) (1898-1909), Héraklès archer (Heracles arquero) (1910), Penélope (1905-1912), Centaure mourant (Centauro moribundo) (1911-1914), Sapho (Safo) (1889-1925).

Al contrario que las fundiciones de bronce, que se muestran acabadas, las escayolas presentan signos que delatan su proceso creador, como estigmas y ajustes. El arte de la grandeza: desde el friso del Théâtre des Champs-Elysées (Teatro de los Campos Elíseos) (1910-1913), La Vierge à l’offrande (La Virgen de la ofrenda) (1919-1922) o La France (Francia) (1922-1925) hasta el Monument au genéral Alvéar (Monumento al general Alvear) (1913-1923), todo exalta la potencia «del artista que concibe todo de forma monumental. No hay nada más bello que esta energía del constructor» (André Suarès).